El restaurante ubicado en Chacarita es furor, con reservas completas y una propuesta culinaria en la que predominan los quesos y las carnes.
Disfrutar de una comida en Anchoíta restaurante se ha convertido en una de las experiencias más deseadas y difíciles de conseguir en el circuito gastronómico de Buenos Aires. Bajo la dirección del multifacético piloto y cineasta Enrique Piñeyro, Anchoíta surgió como uno de sus múltiples proyectos, impulsado por su pasión por la cocina y el deseo de crear un lugar para el goce del paladar.
Anchoíta restaurante está ubicado en el barrio de Chacarita, en Juan Ramírez de Velasco 1520. El local es acogedor e íntimo, un mix entre industrial y rústico, donde predomina la madera, ventanales y paredes con ladrillos a la vista. El centro del espacio, es la isla de la cocina, donde confluyen todo a su alrededor. Es el corazón del restaurante y los comensales pueden ver todo los movimientos de la cocina y sus platos.
“Anchoita se reúne todo: el espíritu lúdico de mi infancia, la valorización de los ingredientes nacionales y las influencias de la cocina argentina, que provienen de los inmigrantes que llegaron. Es una combinación personal y nacional, y también una reivindicación de nuestras raíces. Siempre busco revivir momentos de la infancia: un vaso de agua y un pan con dulce de leche no se le niega a nadie”, explica Piñeyro a Infobae.
Para la Guía Michelín: ¡Una pequeña joya gastronómica! Suele tener todo reservado, aunque también puedes acercarte a primera hora y hacer cola, a la espera de que termine alguna mesa. Este local de Chacarita, contemporáneo pero con un toque industrial (era una antigua fábrica de sifones), dirige todas las miradas al centro de la sala, donde tienen la cocina abierta y la parrilla rodeada por una original barra donde puedes comer viendo trabajar a los cocineros. La propuesta, complementa con deliciosa charcutería y quesos argentinos, está pensada para compartir, mostrando algunos platos de la cocina guaraní (Chipa guazú con surubí ahumado), pastas, arroces, vegetales ecológicos de su propio huerto, pescados tanto de río (patí, surubí…) como de mar y unos excelentes cortes de carne (ofrecen tres puntos: jugoso a 55 °C, muy jugoso a 49 °C y el vuelta y vuelta a 42°C). También tienen dos locales cercanos: Anchoíta Cava (ideal para tomar un vino mientras tapeas) y su obrador, la Panadería de Anchoíta.
Cómo es comer en Anchoíta
Anchoíta restaurante tiene una capacidad para 65 comensales por turno. Durante la pandemia desarrolló dos nuevos emprendimientos la Panadería de Anchoíta (Aguirre 1562) y Anchoíta Cava (Juan Ramírez de Velasco 1456), todo en el mismo barrio de Chacarita.
En sus redes y web oficial la carta no está publicada porque va rotando depende las estaciones, pero hay clásicos de la casa que siempre están presentes. Como lo es el Chipá relleno de huevo a la plancha y queso Reggio. Ahora tienen opción vegana también. Otra de las especialidades del restaurante son los quesos, que tiene de todo tipo, forma, sabor y procedencia. Entre los manjares se destaca el queso brie doble crema, acompañado de frutos secos y miel, quesos blandos como Camembert y Crottin o semiduros como Florense, Pecorino y Lincoln. Otra opciones de entradas, son las empanadas de dorado y choripán de Oriente.
Para los amantes de la pasta, Rigatoni a la matriciana o Mandili al pesto Xeneize con parmigiano reggiano que tiene la particularidad que lo preparan en la misma mesa.
La carnes en su punto justo, como el Asado de obra o chuletones como Ojo de Bife, T – Bone o Bife de chorizo con hueso, en una cocción que tarda alrededor de unos 50 minutos.
Entre los postres, una reversión gigante y sabrosa del Alfajor Mar del Plata y el helado de pistacho con praline.
“El restaurante es un trabajo divino porque es una coreografía, es una cosa muy en tiempo real pero es trabajo en serio, exigente física y psíquicamente. Actuar o volar eran una diversión total. Esto es una diversión total pero a cambio de una cuota de trabajo en que se pone el cuerpo y la cabeza de otra forma”, describe Enrique Piñeyro.
Anchoíta se ha consolidado como un fenómeno en el circuito gastronómico porteño, con reservas agotadas constantemente. Para quienes no logran conseguir mesa online, una alternativa es llegar a las 19:30 y hacer fila o elegir la opción de la barra. Una experiencia que vale la pena y se disfruta al máximo. Una vez más, la creatividad de Enrique Piñeyro en la cocina, sorprende.
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