El despacho está abierto desde 1958 en la misma esquina y fue declarado sitio de interés cultural
En el barrio de Almagro, en la esquina de Guardia Vieja y Billinghurst, se encuentra el paraíso de las aceitunas. Abierto desde 1958, este local es atendido por la cuarta generación de una familia de origen griego que ha dejado una profunda huella en el vecindario. La antigua casona de paredes de ladrillo ha mantenido su estilo original. En el centro del local, se destacan los toneles azules, rebosantes de una infinita variedad de aceitunas verdes y negras, en diferentes tamaños y con rellenos de todo tipo.
La historia familiar cuenta que corría el mes de agosto del año 1958 cuando Constantino Catsaunis, llegado a Buenos Aires de su Grecia natal y después de varios años de transitar la Argentina con trabajos de repartidor, pudo cumplir con su sueño de comercializar el producto con el que él y sus ancestros convivieron desde siempre: las aceitunas. El primer paso fue buscar un lugar donde instalar su comercio y dieron con la casona de la esquina de Guardia Vieja y Billinghurst, cerca del antiguo mercado del Abasto. Hoy y a través de 4 generaciones, siguen honrando su legado y vendiendo la misma calidad de aceitunas.
Durante sus primeros años, el negocio orientó su venta al por mayor y sus principales clientes eran los repartidores. Cuentan que en esa época se despachaban por día un promedio entre 100 a 150 kilos de aceitunas. “A lo largo de todos estos años, el negocio nunca cambió la línea de los toneles abiertos. Se vende al público directamente desde ahí, fresca y sin conservantes”, aseguran los dueños.
Las aceitunas la estrella de la esquina
En sus primeros años, el enfoque del negocio fue la venta al por mayor, siendo los repartidores sus principales clientes. Durante esa época, se estima que se vendían entre 100 y 150 kilos de aceitunas por día. En la década del 90, se incorporaron nuevos productos, como conservas, encurtidos, legumbres y especias, con el objetivo de atraer también al público minorista. “En ese tiempo, muchos vecinos del barrio comenzaron a acercarse. Una de las estrellas era el kilo de aceitunas mixtas (verdes y negras). Además, como varios restaurantes y pizzerías nos pedían especias, decidimos añadirlas a nuestra oferta”, recuerdan.
Entre las centenares de ofertas de aceitunas se destacan la Negra Arauco La Rioja Mamut (extragrande), Negra Picual (tipo Kalamata), Verde aloreña La Rioja, verde manzanilla descarozada, verde rellena morrón, aceituna cruda y verde picual la rioja extragrande. El local también comercializa encurtidos, dips, dulces, frutas secas y desecadas, semillas, legumbres, especias, aceites y cereales.
Don Costa vivió hasta los 93 años y continuó participando activamente en el negocio hasta su último día. En su honor, una variedad especial de aceitunas que preparan en el local lleva el nombre del “fundador”. En la actualidad, el emprendimiento familiar está a cargo de Claudio Katsaounis, sobrino nieto de Don Costa, quien siente una profunda admiración por su tío abuelo y comenta: “Crecimos con esto. Es gratificante mantener viva la tradición familiar”. Hoy en día, los vecinos aún evocan las imágenes de los antiguos toneles de madera repletos de mercadería, que solían estar a la vista en el centro del salón. Esta escena perdura en la memoria colectiva como una parte entrañable de la historia y el carácter único de La Esquina de la Aceituna.
La declaración de interés cultural de La Esquina de las Aceitunas
Sobre La Esquina, el proyecto dice: “Este comercio histórico representa fielmente parte del patrimonio cultural porteño y del barrio donde se asienta. Por eso, con el fin de darle visibilidad y destacar su aporte a la Ciudad a través de los años, merece sin dudas este reconocimiento”.
La defensa del proyecto señala: “El presente proyecto de resolución busca reconocer a La Esquina de las Aceitunas como sitio de interés cultural de la Ciudad. Se trata de un negocio histórico arraigado en la zona del Abasto, en el barrio de Almagro, cuya presencia ha enriquecido la identidad local y la vida de sus residentes durante varias décadas. Este emprendimiento, transmitido de generación en generación dentro de una familia comprometida, ha dejado una huella indeleble en la historia del barrio”.
“Este negocio no solo ha conservado su ubicación original, sino que también ha mantenido intacta las estructura que lo alberga, preservando así la autenticidad de la época en la que surgió. Pero más allá de su apariencia física, lo que realmente destaca es su arraigo a tradiciones y métodos de trabajo que han perdurado a lo largo del tiempo. Estos oficios característicos son testigos vivos de la evolución del barrio y su comunidad”, se agrega.
Por eso, se afirma que “se trata de un comercio histórico porque forma parte importante de las tradiciones y costumbres locales en donde se asienta. Se ha convertido en un lugar emblemático para los habitantes del barrio, generando un vínculo estrecho con la comunidad”.
La esquina de las aceitunas es un punto imperdible en el barrio de Almagro, reconocida por su legado familiar, su profunda tradición y su arraigo entre los vecinos. El aroma del local te guía hacia los emblemáticos tambores rebosantes de aceitunas carnosas y sabrosas, en tamaños extragrandes que llevan a probar todas sus variedades y no dejar de comerlas una tras otra.
Más información en su IG: lacasadelasaceitunas58
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